miércoles, 26 de febrero de 2014

Hartazgo.

Me duele. Me duele no entenderte, no comprenderte, no poder verte y saber lo que quieres, lo que necesitas. ¡No quiero seguir así! Necesitamos hablar las cosas, necesitamos poder siquiera soportar nuestras miradas... Al menos eso. Ayúdame a poder procesar lo que sientes, lo que deseas, lo que anhelas.

sábado, 22 de febrero de 2014

Cambio de planes

Bueno, básicamente comencé éste blog porque en un momento de desesperación sólo quería desahogarme, y por lo general lo hago de manera escrita. No soy muy expresiva en cuando a contar todo de mí a todos, pero siempre se me ha hecho mas sencillo escribirlo que contarlo. Por eso inicié éste blog.

El punto de ésta entrada es hacerles saber que he estado pensando en lo que mencioné en la primera. Yo no quería que mis conocidos encontraran éste blog porque tenía mi nombre y no se me antojaba que supieran que escribía, o que al menos lo intentaba. Pero después de la entrada que publiqué en la madrugada de ayer (la cual me encantó cómo me quedó) decidí que a causa de la evolución que siento en mis escritos, puedo mostrarles lo que hago. Ahora sí.

Espero sean de su agrado, supongo. Ah, y si tienen retroalimentación, pueden comentar anónimamente.
Just be gentle! :)

domingo, 16 de febrero de 2014

Se me olvidó que las pesadillas aún existían

Sonó el reloj, y para ser honesta, no quería pararme. Tenía que alistarme para una de mis actividades favoritas, que es canto en grupo y lecciones de historia básica de la música clásica, pero ni toda la emoción que ello me provocaba me permitió juntar la fuerza de voluntad requerida para sacarme de la cama; al menos no en ese preciso momento.

Dejé que la alarma sonara por sesenta segundos ininterrumpidos que me decía que eran las nueve treinta de la mañana y que era tiempo de levantarse en un idioma no tan extranjero. En ese momento decidí que estaría en la cama diez minutos más y volví a cerrar los ojos mientras me acomodaba bajo las sábanas.

El sueño que estaba teniendo previo al sonar del despertador continuó como si no hubiera habido interrupción alguna pero tomó un aire de terror que me hizo recordar que las pesadillas aún existian.

Me encontraba en la parte del frente de lo que se sentía como un museo. Sí, un museo. Estabamos ahí mis papás, mi hermana y yo, comiendo para poder entrar a ver las exposiciones (porque no podíamos meter comida al establecimiento). No había nadie más que nosotros y la corriente del aire arrastrando las hojas de los árboles por el suelo... Y ni así me pareció un sueño en el momento. Cuando terminamos de comer, tiramos a la basura los platos de cartón que usamos y guardamos lo que restó de comida. Entramos al museo, y entonces todo se tornó aún mas extraño, frustrante, macabro y nervioso.

No recuerdo exactamente por qué causa, motivo, razón o circunstancia, pero de pronto me encontraba con un frasquito de color oscuro aplicando unas cuantas gotas a los esqueletos de los dinosaurios expuestos en el museo y corriendo tan rápido como mi desconcertante miedo me lo permitía. Cuando terminé esa tarea que debía hacer (puesto que me sentía obligada), corrí hacia mi familia para advertirles lo que venía... Que ni yo sabía qué en el momento. No estaba segura de lo que sucedería, ni cuando sucedería, sólo tenía la certeza de que sería algo catastrófico y que si no andábamos con cuidado, podíamos morir.

Cuando recién le advertí a mi familia sobre la delicada situación en que nos encontrábamos, les dije que lo mejor que podíamos hacer era escapar por las salidas traseras del museo. Corrimos tan rápido como un miedo a lo desconocido te lo permite. Atravesamos todo el museo: atravesamos varias salas de exhibición (entre ellas la de los dinosaurios, que se veía distinta) y justo cuado estábamos a punto de llegar a las salidas de emergencia, un imponente estruendondo nos impidió continuar; todos volteamos al mismo tiempo. Alcanzamos a ver cómo uno de los muros de la sala de Reptiles y Anfibios se terminaba de colapsar. Nadie se movió. Segundos después, cuando el polvo se dispersó y los escombros dejaron de esparcirse, vimos a los esqueletos de un Tyrannosaurus Rex y de un Stegosaurus. Ahí estaban, meneando su cuerpo como si supieran que estabamos ahí, a tan sólo metros de ellos. Pasaron como nueve segundos de asombro donde ni mis padres, ni mi hermana ni yo nos movimos, porque además de que estábamos muy sorprendidos, no queríamos llamar su atención. Entonces fue ahí donde nos dimos cuenta que los restantes once esqueletos de dinosaurios pertenecientes a la era mesozoica exhibidos en la sala de Antes de la Humanidad venían en estampida hacia nosotros. Sólo corrimos lo más rápido que pudimos.

Nos refugiamos detrás de un contenedor de basura y desde ahí vimos cómo trece esqueletos de dinosaurios con vida atravesaban las paredes como si nada. Vimos los estragos que cometieron, la gente que aplastaron, todo. Estábamos muy asustados y queríamos irnos a casa, asi que buscamos nuestro coche, y arrancamos a casa, pero no a la nuestra.

En el camino, en plena carretera, no sé cómo, pero el Tyrannosaurus Rex nos interceptó y mi papá, quien iba manejando, frenó de pronto. Con mucho miedo nos bajamos todos del coche y nos metimos a la primera casa que vimos. Era de madera blanca con bonitas persianas y acabado desgastado.

Estuvimos ahí refugiados como por siete horas, o al menos eso sentí yo. Estaba muy cansada y con mucha hambre. Busqué en la cocina algo para comer y no encontré nada. Y fue ahí donde me di cuenta que toda la casa estaba vacía. No tenía muebles, lámparas, platos, vasos, adornos, nada. Fue muy extraño darse cuenta aproximadamente siete horas después de haber llegado... Entonces se escuchó una voz mecanizada que decía "It is time to wake up, the time is 9:41... It is time to wake up, the time is 9:41..." Era la alarma.

Abrí los ojos. Estaba sin habla. No sabía qué pensar y la alarma no se callaba. Pasaron unos segundos y aunque entendí que yo provoque que los esqueletos de los dinosaurios cobraran vida, nada tenía mucho sentido. Cuando me di cuenta que sólo fueron diez minutos de sueño, me asombré. Hace mucho que no soñaba algo así...

Entonces recordé que las pesadillas aún existían.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Escalofríos de pasión

El día de ayer, con una temperatura de 8°C, una sensación térmica de 4°C y una sensación personal de -5°C, llamé a un amigo en una hora libre que tenia para preguntarle que si nos podíamos ver. Él dijo que sí, puesto que tampoco tenia clases.
Después de caminar aproximadamente 100 m, que en el frío se sintieron como 2 km, arrivé a la cafetería donde se encontraba mi amigo sólo para ver que otro amigo se encontraba con él.
Eran las 9:13 am y la gente entraba y salía del lugar como si fuera medio día. El característico sonido de la caja registradora no dejaba de sonar y el bullicio de la gente parecía nunca acabar.
Me senté en la mesa con mis dos amigos y comenzamos a bromear sobre cualquier cosa que saliera de nuestras bocas. Nos burlamos de la gente a nuestro alrededor (sin malicia, claro), nos reimos uno del otro... Fue genial. Dentro de la diversión, sucedió algo que, ciertamente, me hizo el día. Se me presentó la oportunidad de hablar sobre mi ya conocida pasión: la música. Inicié con una referencia al musical Cats (al que tuve la fortuna de asistir el pasado jueves 6 de febrero) para explicar que no cualquiera, con el simple hecho de quererlo, puede ser actor y puede ser famoso en el ámbito mismo. Se tiene que tener mucho talento inclusive para realizar actividades que no tengan nada que ver con lo que mejor sabes hacer. El punto de que mencione todo ésto, es que uno de mis amigos se sorprendió cuando hablaba y me detuvo para decirme que nunca me había escuchando hablar con tan singular fuerza y determinación en la voz. Me extrañó un poco el comentario, pero a la vez me alegró. Después pasé al tema individual de la música, dejando fuera el teatro, y mientras contaba mis exeriencias en conciertos y al escuchar mis canciones favoritas, logré que ese mismo amigo tuviera escalofrios, dos veces. Logré eso con sólo mi lenguaje corporal y mis palabras. No puedo expresar con adjetivos suficientes lo emocionada que me sentí por eso, puesto que hasta la fecha, no sé si hay alguien que piense, sienta y experimente lo mismo que yo con la música, y como mínimo, quisiera compartir todo lo que pueda con otros.
Antes de que pudiera advertirlo, el reloj marcaba las 10:06 am: iba tarde a clase y todavía tenia que caminar 2 km de frio intenso. Me puse de pie y acomodando la mochila sobre mi espalda les pregunte que si a las 11 am seguirian ahí. Me contestaron que sí, y entonces les dije que a esa hora regresaría.
Salí de ahí apresurada porque no quería llegar tarde. La clase aún no había iniciado, asi que no me perdí de nada. Por instrucciones de la maestra, tuve que juntarme con varias personas y hacer un equipo para la tarea. Me puse muy nerviosa porque sólo conozco a un chico en esa clase y ya tenía con quién trabajar y yo no soy la persona más social del mundo; entré en pánico dentro de mi cabeza. Tuve que ir hacia un grupito de personas que parecía estar buscando un integrante más y les pregunte que si podía estar con ellos; me dijeron que sí. Anotamos nuestros nombres en una hojita y nos presentamos. Aunque no quedamos en nada sobre la tarea, creo que hacemos un buen equipo. Uno de los chicos, al presentarse, extendió su mano hacia mí, y debo decir que me sentí fascinada por el gesto.
Después de eso, cada quien abandonó el salón y yo regresé con mis amigos, quienes sorpendentemente seguían donde mismo. En la segunda ronda de nuestra plática, la conversación se tornó más seria e interensante puesto que hablamos sobre nuestras respectivas familias, sobre lo bueno y lo malo de ellas. Fuimos bastante maduros en cuanto a nuestros argumentos y comentarios, lo que me hizo sentir muy a gusto estando ahí.
La hora de partir se acercaba, ya que los tres teníamos clase a medio día. Nos levantamos todos de la mesa, la recogimos y partimos. Como buenos amigos, no me dejaron a travesar el frio sola y me acompañaron a mi facultad. Cuando llegamos, nos despedimos y ellos se fueron a la suya.
Mientras subía las escaleras con pesar, iba imaginando lo que mi vida sería sin ellos y mis demás conocidos que tanto estimo, rechazando la idea de inmediato.
No plasmo aquí gran parte del día, sólo aproximadamente 3 horas de él que sin duda alguna, fueron el clímax de la tediosa jornada.

Apertura.-

Siento que con tantas cosas que publico en mi cuenta personal de Facebook, saturo el home de mis amistades. No quiero ser una de esas típicas chicas que comparten en redes sociales cada segundo de su vida; es por eso que me ha venido a la mente la creación de este blog para que mis amigos en Facebook me extrañen un poco. Además, siempre he sentido la necesidad de expresarme en forma escrita, pero a la vez no me gusta compartir cosas personales. Es por ésta razón que utilizaré este blog como diario, donde procurare contar mi día de manera tan indiferente, vaga y superficialmente posible, omitiendo datos personales que me puedan delatar sin omitir, claro esta, el componente poetico que le pueda dar.

Espero que este blog no sea encontrado por ninguna de mis amistades, y honestamente, espero no sea ni leido, pero por el carácter público del mismo, sólo aspiro a lo primero con más fuerza que a lo segundo.